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El legado de Don Kike: navegante de sueños y arquitecto del progreso fluvial paraguayo

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6/26/20253 min leer

El Paraguay despide a uno de sus más grandes constructores. El pasado 17 de junio de 2025, Aureliano “Kike” González Saldívar emprendió su último viaje. Pero su legado permanece, profundo y vigente, surcando los ríos del país a bordo de cada embarcación que soñó, diseñó y puso en funcionamiento con visión y tenacidad.

Más que un empresario, Don Kike fue un forjador de caminos sobre el agua, un visionario que convirtió a los astilleros paraguayos en escuelas de vida, donde cientos de hombres adquirieron no solo oficios, sino también una ética de trabajo basada en la honestidad, el esfuerzo y el compromiso con la excelencia.

De barquitos a flotas: la visión de un pionero

“Hace 40 años comencé con un barquito que transportaba la carga de cinco camiones”, había dicho en una entrevista. Hoy, gracias a su empuje, la flota nacional supera las 200.000 toneladas de capacidad, siendo una de las más relevantes del sistema Paraguay-Paraná.

Su empresa, Líneas Panchita G. —bautizada en honor a su madre—, junto con el Astillero Aguapé, no solo lideraron la industria del flete fluvial de hidrocarburos y carga agrícola, sino que también impulsaron la construcción naval nacional bajo estándares internacionales, empleando mano de obra paraguaya calificada y generando desarrollo en comunidades ribereñas tradicionalmente postergadas.

Una escuela flotante para generaciones

El impacto de Don Kike va más allá de las cifras y las embarcaciones. Fue mentor, referente y ejemplo para varias generaciones de técnicos, ingenieros y operarios del sector. Sus astilleros no fueron simples talleres, sino verdaderas escuelas de formación profesional y humana.

El Tío Kike, el primer buque de gran porte construido íntegramente en Paraguay, fue también un símbolo de su compromiso con la industria nacional. Y el Don Toyo —el mayor portacontenedores fluvial de Sudamérica— fue el cierre de oro de una trayectoria que dejó marca no solo en los astilleros, sino también en la memoria colectiva de todo el sector industrial.

Defensor del dragado, la integración y la soberanía fluvial

Desde su lugar como miembro activo del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (CAFyM), Don Kike impulsó con firmeza políticas de incentivo a la construcción naval local, defendió el dragado permanente de la hidrovía y promovió la integración energética y logística del Cono Sur. Entendía como pocos que la navegación no es solo un negocio, sino una cuestión estratégica para la soberanía económica del Paraguay.

Su visión trascendía lo empresarial: veía en cada convoy, en cada empujador y barcaza, una herramienta de desarrollo nacional, una oportunidad para conectar al Paraguay con el mundo.

Un legado con nombre y corazón

Las embarcaciones que lideró no solo transportan carga: llevan nombres con alma, como el Ña Carmen, homenaje a su esposa, o el ya mencionado Tío Kike, reflejo de su propio espíritu pionero.

Su liderazgo dejó una marca profunda en quienes lo conocieron. Fue un hombre de palabra, de trato franco, apasionado por lo que hacía, y cuya integridad y entrega fueron reconocidas incluso por sus competidores.

Más allá del río

Hoy, quienes surcan la hidrovía llevan consigo mucho más que mercancías. Llevan también el legado de un hombre que creyó en el Paraguay y trabajó para hacerlo avanzar, no desde los discursos, sino desde la acción concreta, desde la soldadura, la planificación y el trabajo silencioso que transforma realidades.

El país despide a uno de sus “papa guasu” del río. Pero también honra su legado, y se compromete como lo hizo él a seguir construyendo, a seguir navegando, a seguir soñando.